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16 de Marzo de 2014

 

Querida Paula,

No te echo de menos. Te escribo para contarte que no pienso en ti cada mañana; ni siquiera cada día. Y que estas palabras que adornan mis páginas huérfanas de ti, no tienen otro afán que el de recrearte… Querida Paula, nada te echo de menos.

 

24 de Marzo de 2014

 

Querida Paula,

Sigo sin echarte de menos. Dejé de pensar en ti hace días. Tu imagen es líquida, como los recuerdos que no logran escapar al paso del tiempo… Cada minuto que pasa pierdo un trazo de tu alma…

 

10 de Abril de 2014

 

Querida Paula,

Esta mañana de Abril te escribo porque he dejado de soñarte. Cada día que pasa sin tu sonrisa es un día más… No te echo de menos, mi querida Paula. Es mucho peor, mucho más grave. Te amo.

 

 

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«Una sabiduría más fundamentada en vernos a nosotros mismos en lugar de en cómo tienen que vernos los demás» Después de leer hace nada esta frase, recordé… Y de ese recuerdo nace esta historia…

Me  la contaba mi abuelo; desconozco su origen… pero pienso que nos vendrá bien tenerla a mano… Cuántas veces nos habremos visto en situaciones parecidas y habremos reaccionado como ellos lo hicieron…

Trata esta historia, de un abuelo, su nieto y su burro, regresaban de la dehesa, de alimentar al ganado… el abuelo iba sentado a lomos del burro, mientras el nieto los acompañaba a pie. Al pasar estos por el primer pueblo, escucharon cómo una señora le decía a otra…“Mira esos dos; el abuelo a lomos del burro mientras el pobre niño tiene que ir caminando… ¡¡¡vergüenza tendría que darle!!! ¡Vaya abuelo!” Al escuchar el comentario, decidieron, antes de atravesar el siguiente pueblo, cambiar sus puestos; Así que esta vez, el niño iría sobre el burro y el abuelo lo haría a pie junto a ellos…Y así emprendieron la marcha…

No habían alcanzado el segundo pueblo, cuando en su camino se cruzan con un peregrino, que al verlos no puede evitar comentar la estampa. “Lo que hay que ver, que triste que un niño tan joven haga caminar a su anciano abuelo mientras él disfruta de las vistas a lomos del burro.” El abuelo escucha el comentario del peregrino, y decide, así las cosas, sentarse junto a su nieto a lomos del burro” Y  prosiguen su camino…

A punto estaban de cruzar el pueblo, cuando se encuentran a puertas de este a un cura; este les hace detenerse y les pregunta con un tono acusatorio… “¿No les da vergüenza?, ¡pobre animal!, hay que ser vago y cruel para hacer algo así… Ahí, bien cómodos sentados mientras el burro no puede con su alma.” El abuelo y el nieto, ante la acusación del cura, se apresuran a bajar del animal y continúan el camino los dos a pie junto al burro, y así entran en el pueblo…

Una vez a la altura de la plaza Mayor se percatan de que un grupo de personas les señalan mientras se ríen, y cuál es su sorpresa cuando descubren que el motivo de las carcajadas son ellos.”¡¡¡Mirad a esos dos!!! No se puede ser más tonto, pues van los dos caminando teniendo a un burro… Y el burro tan campante”

¿La moraleja? Mejor hacer en esta vida lo que uno crea correcto, porque si escuchamos a los demás e intentamos agradar a todo el mundo… puede que un día acabemos, sin darnos cuenta, con el burro a cuestas…

 

 

 

 

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Y regresa a casa, como cada día. Dueño de su sombra, aquella que solo le abandona cuando se siente a salvo.

Y siente que ella comprende…  Y sonríe, pura sombra.

Y  regresa  a  casa,  como cada día. Dueña de su sombra,  aquella que solo le abandona  cuando se  siente a salvo.

Y comprende que él no le hubiera permitido que  amara a sus demonios,  a aquellos que nunca la amarían. No a ella.

Y sonríe, pura sombra.

sam

No estoy seguro de desear que se largue, pero para verla así casi prefiero que lo haga. Dice que va a tomar café con una amiga, y seguro que se va a casa, con él. Con él que la quiere y que se casó con ella porque le gustaba como olía y deseaba estar junto a ella como ahora acabo de estar yo. Huele a frito rancio, ya está la del segundo cocinando, en esa casa no paran de comer… Ahora que ella se va, me acuerdo de ti. Si no te hubieras ido Sam… Eres tan guapa, y tan fiel, pensar que te quedaste una noche entera conmigo; fuiste un sueño en mi realidad, pasaste una noche a mi lado porque quisiste, y fuiste un regalo de esos que la vida te da una vez, y ahora mi castigo es verte, verte  y saber que no existo.  Pude acariciar tu piel entera, toda tu piel fue mía una noche Sam, y yo era tan feliz. Si no me hubieras visto con ellas, con ellas que ahora me dejan por otros. Desde ese día sólo estoy con ellas, te guardo el hueco, no dejo que se queden por la noche; aunque nunca quieren quedarse; y la verdad es que me muero de ganas de que alguna lo haga. Pero, ¿y si te da por venir? Quiero que lo encuentres todo en su sitio. No les gusta mi música, no quieren escuchar jazz, no aprecian los ruidos que a ti y a mí nos transportaron… Vete ya, ahora me molestas, estoy pensando en Sam.

Ha movido la silla para recoger su falda, tendré que volver a colocarla en su sitio para que no notes nada. Estás tan guapa ahí sentada viendo una película con la tele apagada… Tienes cara de sueño. Sí, adiós, no me molestes. Esta habitación huele a viejo, a algo sucio, a lujuria, a sexo sin ti; si vuelves ahora no me encontrarás en casa, y si llamas, si llamas porque te ha sucedido algo… no me perdonaría no haber estado. Hace dos semanas aun tenía teléfono, pero ahora, ¿si llamas y ves que no hay nadie? Podría pagarlo de nuevo. Podría cobrarles a ellas, o mejor que me paguen ellos por saciarlas. Era tan de verdad Sam, era tan real todo lo que vivimos y ahora me molesta que se largue con su marido y me deje a mí con todo así, con olor a ella y sin tu olor Sam. Hace tanto de lo nuestro

que ya nada huele a ti. Empiezo a dudar que de verdad pasaras aquí una noche conmigo, tú, con alguien como yo. Eché tu perfume por todo, pero sale caro, aunque no tanto como el teléfono. Vienen a dormir sólo dos o tres veces al mes, cuando discuten y me dicen que vienen porque me quieren y a él le quieren también. Cómo pueden ellas pasar por aquí así, moviendo tus cosas de sitio. La última rompió un vaso, sí, de aquellos que compramos en aquel viaje que hicimos juntos, aquel viaje a la tienda esa nueva que abrieron aquí cerca; y yo que te hubiera llevado a todos los sitios… Tranquila que le dije que comprara uno igual. Puede que vuelva con el vaso alguno de estos días. Y si no bajaré a buscarla, seguro que me la cruzo por ahí en la calle y quiere subir de nuevo, aunque cada día tiene unos ojos diferentes, no como tú que todos los días tienes los mismos, y cada día huele diferente y camina diferente, me mareo…

Huele a madera, y a queso, este bar siempre huele así. Ahí está, ya la veo, seguro que hoy viene a dormir a casa, tiene los ojos diferentes esta noche, y huele diferente, pero vendrá a casa conmigo. Cuando se largue puede que regreses, así que mejor que no se quede a dormir; no vaya a ser que te enfades y tenga que quedarme con sus ojos para siempre, no me gustan, no tanto como los tuyos.

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Me

escondí

tan

a

conciencia

que

no

logré

encontrarme

nunca

más.

Así

comenzó

el

resto

de

mi

VIDA

metamorfosis

Sospecho que últimamente andamos sin presupuesto para actores principales… Esta vida es una locura, hemos cambiado de director unas 30 veces, y hay épocas en las que ni siquiera podemos contar con un par de extras…

El de estas semanas andaba siendo un delicado reparto. Personas que reaparecen en mi vida,  y que regresan a ella sin previo aviso… Días en los que el presupuesto nos permite rodar escenas mágicas, casi diría que incluso reales. Si no fuera porque en esto del cine, cuando se apagan los focos, concluye el rodaje…

Soledad, amiga mía, soy feliz a tu lado, pero si me guardas el secreto te diré que te compartiría sin dudarlo… Y poquito más…

Rodemos, rodemos…

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He muerto y resucitado por ti. Te he amado y odiado. Te he soñado y despertado a tu lado.Te he mentido y me has cuidado. Te he cuidado y me has engañado. Ahora, amor mío, después de haber pasado todo esto a tu lado, por fin te conozco…

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Vivía rodeado de peces, desde niño. El día que decidió quitarse la vida le asaltaba una duda… ¿Agua dulce o salada?

Vivía rodeada de pájaros, desde niña. El día que decidió vivir le asaltaba una duda… ¿La casa del árbol o el campanario?

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Es una gota de agua, que al rozar mis labios se convierte en lágrima y soledad.

-Disculpe. ¿Es aquí donde venden fantasías?

-Sí, caballero… Dígame. ¿Qué desea?

-Deseo una aventura con mi vecina del quinto… ¿Cuánto me costaría?

-El precio sería su mujer.

-¡¿Cómo?!

-Sí, nosotros le proporcionamos la aventura con la vecina del quinto y usted se olvida para siempre de su mujer…

-Tendré que pensarlo…. Porque… Claro…

Joder, vaya precio… María, mi mujer. La madre de mis cuatro hijos, la que ha estado conmigo hasta este momento. Pienso que no tendría ni que plantearme… La que me cuida, la buena María, la santa María… Madre mía. Aquí estoy, planteándome perderla para siempre. Y todo por Clara, la vecina del quinto, de esas que deberían ser vetadas en toda comunidad de vecinos sin excepciones, la de los tacones negros con esas suelas rojas de infarto. La que hace que me despierte cada mañana tres horas antes de lo necesario para coincidir con ella en el ascensor, cada día. Cada día desde hace quince años. Es una relación larga la nuestra, sí. Clara, la que hace que me quede en vela hasta que se hace de noche en su casa, la que hace que me sienta como un chiquillo y…

-Lo he pensado bien… Hecho! Me parece un precio más que justo.

Una carta de amor no debería incluir un final triste; ni siquiera feliz. No debería poseer un “siempre juntos”; ni debería rezar un “nunca sin ti”…

Hoy me apetece…

Una carta de amor, que reparta las cartas para una partida sin fin.

Y te amé; sin ni siquiera haberme enamorado de ti.

Y te abandoné;  justo en el instante en que supe que te amaría siempre.

Paula fue eso…

El latido de todo mi cuerpo. La sed saciada de un sorbo. La vida vivida en un minuto. La noche en vela  perfecta. Una vela en la que se hizo de noche.

Desde mi mundo de contrastes.

Desde tu mundo de hojas cosidas y árboles mudos.

Desde mi mundo, capaz de escuchar a las lágrimas…

Desde el tuyo, capaz de ver los latidos.

Desde mi mundo de ventanas inquietas…

Desde tu mundo de persianas echadas.

Desde ellos nos encontraremos, y seremos.

Y burló a su dolor extendiendo el maquillaje de lágrimas sobre su rostro… Y sonrío a su impotencia, mientras su mirada se perdía en el vacío de una vida que nunca le perteneció… Fue tal y como ella lo había imaginado;  Y en rojo se definieron los ríos que escapaban de su cuerpo, a través de unas manos cansadas de no acariciar… Acariciemos, acariciemos…